Todos hemos notado como un mismo objeto, situación, persona o evento es percibido de maneras diferentes -y a veces muy diferentes- dependiendo de la persona que las juzga. La realidad no es como es, es como somos.
La percepción de esa realidad depende de los paradigmas, creencias, valores y en general patrones que manejamos. Es el caso de dos amigas que observan un vestido : alguna podrá afirmar que es bello, porque le gustan sus colores, estilos o supone que con él, podrá verse más hermosa. En cambio para la amiga el vestido puede ser horrible, porque le recuerda a uno que lució durante una fiesta en que lo pasó mal. Todo depende de nuestros criterios.
Lo interesante es que estos patrones pueden ser cambiados.
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